lunes, 6 de diciembre de 2010

Carta a todas tus (nuestras) catastrofes.


¿Sabes que me apetece hoy? Estar tumbada contigo en el cesped de cualquier parque donde ya no haya sol. Que se me mojase la camiseta por la lluvia y terminara con el pelo y los vaqueros cargados de hierba, que me da igual. Hablar contigo sobre una escalera para tocar la luna, que hoy casi ni se ve. Entonces no habria fronteras y mis sentimientos, torpes, dejarian de jugar al escondite con todo el mundo.
Me apetece tambien, reirme contigo de nuestro futuro inventado, esa historia de encontrarnos a los 27 en cualquier cafe. Yo con el pelo aun mas ondulado y un pañuelo al cuello, de esos de colores. Y tu, irreconocible, acompañado de una disimulada barba de tres dias. Que cosas...contigo enfrente me resultaba hasta real.
Quiero gritarte las palabras mas malsonantes que puedan salir de mi y empujarte con todas mis fuerzas, aunque no de resultado y me haga daño en mis manos, inmoviles del frio. Que veas la rabia en mis ojos porque yo ya no soy solo para ti, porque tu ya no eres solo para mi, y no hacemos nada para que deje de ser asi.
Deja que te cuente mi noria de vida, mis delirios y enfadate. Necesito ser la pared a la que tires tus palabras, tus malos gestos, tu risa, lo que sea. Yo me mostrare firme, sin pestañear.

1 comentario:

  1. Es como cuando me coges por detrás y me das un beso en el pelo, espontaneo, dulce. No es algo que suela hacer mucha gente, y estoy segura que no todos le dan la misma importancia, de echo, te parecera que yo seguramente tampoco lo tengo muy en cuenta porque no suelo reaccionar demasiado cuando lo haces, pero me encanta(s). Creo que un beso asi, en el momento adecuado, es mejor que cualquier otro.

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