miércoles, 31 de agosto de 2011

Jugamos a ser humanos.

Es la mañana más larga del mundo. Bueno, la más larga no, pero se acerca. El día esta gris, la ciudad, todo. Hasta los post its fosforitos de su habitación. Hasta ella. En este último día de Agosto que anuncia el final de un verano lleno de hielo, de hielo en los ojos y no en el café. De hielo que en las tardes de calor, de calor sofocante, se derritió entre las sabanas de una habitación de cortinas medio rojas. Entre caricias desteñidas y de verdad, entre las palabras mejor dichas. Un verano de perder el reloj y la cabeza algunas noches de sábado a las 2 gritando canciones que hablan de todo y de nada a la vez. Y de otras noches en las que  el sueño se olvida de venir, y vuelve el hielo, y ahora si, canciones que calan tu alma. Un verano de vivir muriendo la vida que es tan efímera. De una vida muy viva, que echa tanto de menos que hasta duele. Un verano sin ver el infinito azul del mar, que ya no tararea ninguna canción sin letra. Un verano que va de crecer, de recuerdos rotos y otros, que no tanto. De querer mucho y de sentimientos pequeños convertidos en enormes.

1 comentario: