Me enfado por tonterías y nos gritamos por teléfono como si así, pudiera llegar a tocarte. Y me enfado de verdad, o al menos eso creo porque nunca se me ha dado muy bien. Luego pongo esa cara de indignada que me sale tan mal y me prometo a mí misma aguantar así, más o menos, un día entero. Pero nunca lo consigo. Quizá soy débil, o quizá, es que te quiero demasiado. Aunque nunca sea demasiado. Ahora, después de escuchar mi canción favorita de este jueves unas 25 veces, tengo unas ganas enormes de verte. O de decirte que te quiero, aunque eso ya lo sepas.
Me siento muy identificada con lo que escribes. Muy bonito :) Te estaré siguiendo.
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