viernes, 13 de abril de 2012

Monstruo de papel, no sé contra quien voy.



Nos creímos invencibles. Convertimos Diciembre en primavera, después de un verano en el que no paró de llover. Confiamos en esa perfección, en esa comodidad, tanto que pensamos, que por muy fuerte que viniese el viento, jamás se nos iba a escapar. Nos convencimos de que no queríamos que algo cambiase. Nos gusta el equilibrio. Y los cambios… los cambios dan mucho miedo. Dejamos así correr el tiempo, entre miedos disfrazados de sonrisas que parecían infinitas. Te empape de mis tristeza, para que la trasformáramos entre los dos. Pero para entonces, yo ya había dejado de creer  en el equilibrio. Ya no tenía miedo a los cambios. Ahora ya no. Así que aspire la vida con fuerza, y supe que quería mas. Nos lo merecíamos.
Comenzaron así las despedidas. Demasiadas despedidas. Demasiados intentos. Rencor y amor presionándonos el pecho, vigilados por los cristales empañados de tu coche, que bien podían ser nuestros ojos. Somos canciones que ya no llegan.  Y en un abrazo que parecía querer mantenernos en pie, nos congelamos. Vuelve el invierno, ahora en plena primavera.
Siempre nos gusto ser distintos. Siempre ganamos en eso de quitarnos la vida. Y volvérnosla a dar.
Siempre has estado en todas mis palabras. Por eso vuelvo, para poderlo cambiar...

1 comentario: