Han pasado ya
cuatro días desde que despedimos el 2012 y empezamos este nuevo año que termina
en numero de mala suerte, o buena, como lo quieras ver. No voy a hacer una
valoración de estos 365 días, sin han sido felices o tristes. Porque han sido
diferentes. Y muy míos. Y de los míos. He conseguido lo que quería, he sido yo
misma, me he equivocado, he acertado y me he vuelto a equivocar. He conocido a
personas nuevas, y a una casa nueva, y a una ciudad nueva. Otra rutina, pero
mía también. Y lo más importante, he mantenido lo de siempre, a los de siempre.
Echado muchos de menos. Pero también de mas.
La verdad,
hablamos del cambio de año como el fin de una etapa y el comienzo de una nueva.
Como la oportunidad de tirar todo aquello que no te gusta de tu vida. Pero si
algo he aprendido es que las cosas cambian cuando tú quieres que sea así. Ya
sea Enero, Marzo o Agosto. Y que por mucho que esperes al 1 de Enero, aquello
que estaba en tu cabeza el 31, no se va
a ir por arte de magia.
Así que, en
cuanto al 2013, solo espero seguir superándome a mi misma, y conociéndome, y
queriendo. Con todo lo que eso supone.
Quizá este
año sea mi año. Quizá el 1 de Enero fue el primer día del resto de mi vida,
pero quizá hoy también lo sea.
"Vamos a dejar de comernos la cabeza para empezar a comernos el mundo."
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