jueves, 9 de octubre de 2014

Puedo imaginarme mil vidas, pero en todas tú me abres la puerta.

Acabaste con todos mis falsos mitos y rompiste todos mis esquemas. Me abordaste de tal forma que lo único que corría por mis venas eran las ganas inmensas de terminar el día durmiendo en tu espalda.
Me enseñaste que lo bonito no tiene porque ir despacio, que esperar lo evidente no es necesario. Y es que cuando llega un huracán de felicidad a tu vida, y te desordena todo tu orden, no hay que esperar, porque entonces solo veras ruinas, hay que amar con el desastre. Y entonces, el desastre será precioso. Será lo mejor que te ha pasado y nunca más querrás orden.
Abrazaste todos mis miedos y toda mi prisa. Calmaste a todos mis fantasmas, y ahora, el único miedo que tengo eres tú. Pero qué bonito es tener miedo cuando la causa es lo mucho que puedes perder.

Me cambiaste, cambiaste y cambiamos juntos. Tan juntos, que el recorrerme el mundo de tu mano me parece indispensable. Porque juntos podemos ser lo que separados resulta imposible. 

2 comentarios:

  1. Anónimo11:48

    Me gusta mucho como escribes, que bonito lo que dices, sigue escribiendo por favor, se te da muy bien esto

    ResponderEliminar
  2. Anónimo18:08

    que chulo

    ResponderEliminar